Estudio: Las pruebas de detección permiten diagnosticar el cáncer de páncreas en etapas iniciales y mejorar la supervivencia

Un estudio de investigación demostró que las pruebas de detección de cáncer de páncreas en personas con una mutación hereditaria o antecedentes familiares permiten diagnosticar la enfermedad en etapas iniciales y mejorar la supervivencia. Es muy probable que con base en estos resultados se modifiquen las directrices de las pruebas de detección de cáncer de páncreas para las personas con un alto riesgo de padecer esta enfermedad. (Publicado el 30/8/22)

RELEVANCIA

Este artículo es de mayor interés para: Personas con un mayor riesgo de padecer cáncer de páncreas debido a antecedentes familiares o una mutación hereditaria..

También es de interés para:

  • Previvientes
  • Personas con una mutación genética relacionada con el riesgo de padecer cáncer
  • Personas con antecedentes familiares de cáncer

Relevancia: Alta

Validez científica: Alta

Línea de tiempo: Posterior a la aprobación

Detalles de calificación de relevancia

RESUMEN SOBRE EL ESTUDIO
¿De qué se trata el estudio?

El programa de Pruebas de detección de cáncer de páncreas (CAPS), que inició en 1998, es un estudio que está en curso y analiza si las pruebas de detección de cáncer de páncreas en personas con alto riesgo (que tienen una mutación hereditaria o antecedentes familiares) permiten diagnosticar el cáncer de páncreas en etapas iniciales, cuando la enfermedad es más tratable. Este estudio, que sigue recibiendo pacientes, presentó los resultados para la mayoría de los grupos más recientes de participantes. Además, este estudio actualizó los resultados de supervivencia de las personas que participaron en los estudios CAPS anteriores.

¿Por qué es importante este estudio?

Los especialistas predicen que para el 2026 el cáncer de páncreas será el segundo tipo de cáncer que causé más muertes en los Estados Unidos. La supervivencia de 5 años para las personas diagnosticadas con cáncer de páncreas es baja, hecho que se debe en parte a que la enfermedad se diagnostica en etapas avanzadas.

El adenocarcinoma ductal pancreático es el tipo de cáncer de páncreas más común. Es poco común que se detecte en una etapa cuando la enfermedad es tratable, ya que por lo general las personas presentan síntomas únicamente cuando la enfermedad está avanzada. Se han realizado pocos estudios para entender cómo las pruebas de detección de cáncer de páncreas afectan el diagnóstico y los resultados de supervivencia en personas con alto riesgo de padecer la enfermedad. Los estudios limitados que se han realizado han dado resultados prometedores.

Este estudio confirma los resultados de estudios anteriores que muestran que las pruebas de detección permiten diagnosticar la enfermedad en etapas iniciales y aumentan la supervivencia. Es muy probable que estos resultados sirvan de base para modificar las directrices de las pruebas de detección de cáncer de páncreas para las personas con un alto riesgo. La Sociedad Americana de Endoscopia Gastrointestinal (ASGE, por sus siglas en inglés) publicó una nueva directriz a principios de 2022 que recomienda que las personas con alto riesgo se realicen pruebas de detección de cáncer de páncreas, porque estas pruebas se asocian con la detección temprana de la enfermedad, mejores resultados de supervivencia y menos eventos adversos.

Pruebas de detección de cáncer de páncreas en cohortes del estudio CAPS

En el estudio CAPS participaron 1,461 personas con un alto riesgo de padecer cáncer de páncreas. Los y las participantes con alto riesgo incluyeron personas con mutaciones hereditarias en los genes BRCA1, BRCA2, ATM, PALB2, STK11, CDNK2A y en un gen asociado con el síndrome de Lynch (MLH1, MSH2, MSH6, PMS2 o EPCAM).  Es importante tener en cuenta que aparte de los y las participantes con mutaciones hereditarias en los genes CDNK2A y STK11, todos los portadores de genes tienen antecedentes familiares de padecer el tipo de cáncer de páncreas conocido como adenocarcinoma ductal pancreático (PDAC, por sus siglas en inglés) en al menos un familiar de primer grado (padre, madre, hermano, hermana, hijo o hija) y en un familiar de segundo grado (tía, tío, abuela, abuelo, nieta, nieto, sobrina o sobrino).

Las personas que participaron en los estudios CAPS se sometían a estudios por imágenes del páncreas cada año, ya sea ultrasonido endoscópico (EUS, por sus siglas en inglés), resonancia magnética (RM) o colangiopancreatografía por resonancia magnética (CPRM). El ultrasonido endoscópico (EUS) implica usar un endoscopio, que es un instrumento similar a un tubo que tiene luz y una cámara para ver dentro del cuerpo y al que se le conecta una sonda de ultrasonido, que se inserta por la boca y que baja por el esófago hacia el estómago. Esto permite que los médicos observen de cerca el páncreas (ver imagen abajo). El EUS se realiza como un procedimiento ambulatorio con una ligera anestesia.

 

Los participantes también se sometieron a un tipo de resonancia magnética que se conoce como colangiopancreatografía por resonancia magnética (CPRM) cada dos años. La CPRM es un tipo especial de resonancia magnética que ayuda a observar el hígado, vesícula biliar, páncreas y sus conductos.

También se puede utilizar otro tipo de prueba de detección, que no se utiliza en este estudio, llamada colangiopancreatografía retrógrada endoscópica o CPRE. Durante la CPRE, el endoscopio se inserta por la boca y se dirige hacia abajo a la primera parte del intestino delgado. Después en el endoscopio se inserta un tubo más pequeño (catéter) que se dirige a los conductos biliares y pancreáticos. A través del catéter en los conductos se inyecta un medio de contraste (tinte) y así se obtienen las imágenes.

Cada año, los participantes donan una muestra de sangre que los investigadores utilizan para ayudar a desarrollar nuevas pruebas basadas en análisis de sangre para la detección temprana del cáncer de páncreas.

Resultados del estudio

Durante el estudio, nueve de 1,461 participantes recibieron el diagnóstico de cáncer de páncreas a partir de una prueba de detección. Siete de las nueve personas diagnosticadas (78 %) tenían cáncer de páncreas en etapa I. Los especialistas calculan que sin las pruebas de detección, únicamente se diagnosticarían el 5 % de los casos de cáncer de páncreas en etapa I. Este resultado permite suponer que las pruebas de detección en personas de alto riesgo pueden mejorar de forma importante el diagnóstico temprano de la enfermedad.

De las nueve personas que fueron diagnosticadas con cáncer de páncreas:

  • Cinco tenían antecedentes familiares de cáncer de páncreas pero no tenían una mutación hereditaria conocida, lo que resalta la importancia de tomar más en cuenta los antecedentes familiares que los resultados de las pruebas genéticas al momento de tomar decisiones sobre las pruebas de detección para personas con alto riesgo de padecer cáncer de páncreas.
  • Tres participantes tenían una mutación hereditaria y antecedentes familiares de cáncer de páncreas.
  • Una persona tenía una mutación hereditaria sin antecedentes familiares.

A la fecha, en los cinco estudios CAPS (1 al 5) (incluyendo el presente), 26 de las 1,731 personas con alto riesgo fueron diagnosticadas con cáncer de páncreas. Los tipos de cáncer presentes en 19 de las 26 personas se diagnosticaron por pruebas de detección. Más de la mitad (58 %) de las personas cuyos cánceres se diagnosticaron durante las pruebas de detección eran cáncer en etapa I.

Las personas que participaron y cuyo cáncer se diagnóstico por medio de pruebas de detección presentaron resultados de supervivencia de mayor duración en comparación con aquellas personas cuyo cáncer se diagnosticó con base en síntomas preocupantes más que en pruebas de detección. Las personas diagnosticadas con cáncer de páncreas durante las pruebas de detección presentaron una supervivencia promedio de casi 10 años, en tanto que las personas diagnosticadas con otros medios diferentes a las pruebas de detección presentaron una supervivencia promedio de 1.5 años.